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El Giro Narrativo de la Cuestión Migratoria












Después de los ataques de Hamas del 7 de octubre de 2023 se ha producido en la Unión Europea lo que he dado en llamar el Giro Narrativo de la Cuestión Migratoria, que es en realidad la Cuestión Musulmana.


Hemos podido constatar cómo, tras esa fecha y no antes, los dirigentes de la Unión Europea y sus terminales mediáticas (lo que César Vidal califica de una manera mucho más pintoresca) han dado un brusco volantazo a la hora de analizar y de presentar el tema migratorio en nuestro continente. Tema migratorio que, insisto, se trata en realidad de la presencia de comunidades musulmanas muy significativas en buena parte de los países europeos.


En los meses transcurridos desde el 7-O asistimos a una serie de declaraciones y titulares que antes de la fecha en cuestión habrían resultado inconcebibles en boca de nuestro establishment y que, de oírse, eran calificados automática y unánimamente de “extrema derecha, racistas o islamófobas”. Esta situación cambió de un día para otro y lo que antes era un cuasi tabú ha pasado a convertirse en algo aceptable, en otro elemento más del “Gran Consenso Bruselense” que permea todos los aspectos de la vida de esta Europa sometida a la oligarquía globalista a través de ese instrumento de dominación que es la UE (lo cual sería el asunto de una otra crónica deplorable).


Retomando el tema que aquí y ahora nos interesa me parece de un interés central entender qué significa el Giro Narrativo pues, al hacer este análisis, podemos arrojar luz sobre los equilibrios de poder que controlan, de forma efectiva y real, el tablero de juego en Europa. Este Giro Narrativo nos ha abierto las puertas -para aquellos que estén dispuestos a conocer la verdad de las cosas, más allá de ideas preconcebidas y anteojeras ideológicas- para comenzar a entender  quién o quiénes manejan los hilos tras las bambalinas porque la relación causa-efecto del 7-O ha sido tan inmediata, tan descarada y tan impactante que se ha convertido en una revelación, en una epifanía política para muchos de nosotros.


Tras 1945 Europa ha vivido el fenómeno de la migración de poblaciones extra-europeas, fundamentalmente de África y Asia y en gran medida de religión musulmana, fenómeno que a partir de los años 90 adquiere una velocidad y una dimensión enorme y que empieza a ocasionar tensiones sociales y un incipiente debate (recordemos aquí los libros de Oriana Fallaci publicados recién estrenado el siglo y el ostracismo absoluto que sufrió su autora) al respecto, debate que en estos últimos veinte años ha sido censurado por la casta dirigente sin contemplaciones, relegando a los críticos al frío mundo exterior más allá de las fronteras del “Gran Consenso Bruselense”.


Pero todo cambió tras aquel aciago día del pasado octubre. De repente, y sin previo aviso, escuchábamos cuestionar el “modelo” y la “política” migratoria que hasta cinco minutos antes había sido uno de los pilares de nuestra escena ideológica. De repente se cernía sobre nosotros la sombra amenazadora de una presencia extraña, ajena a nuestros “valores”. De repente, las calles y plazas de Europa ya no eran tan seguras. “Hay que hacer algo, debemos actuar”.  De repente, había caído un grueso velo que cubría el rostro de un dios “desconocido” hasta ayer mismo. Hoy ya se le puede poner nombre, al parecer. Hoy todo ha cambiado. Ante todos vosotros, queridos y anonadados desdentados y deplorables, el Giro Narrativo de la Cuestión Migratoria. He ahí un nuevo dios que añadir al panteón de los ídolos postmodernos que adoran Nuestros Señores y pregonan sus muchos testaferros ursulinos.


Tras el 7-O nos ha quedado claro cuáles son las fuerzas -hasta ese día subterráneas- que inclinan la balanza del poder en la Unión Europea  y que por ello mismo detentan la capacidad de decidir de lo que se habla y de lo que no siempre en función de sus intereses que, por supuesto, son cambiantes, como el Giro Narrativo ha dejado en evidencia. En este juego de poder somos los europeos desdentados y deplorables los que salimos perdiendo, cómo no, pues ya sea de una forma u otra somos el objetivo a batir, lo cual da exacta medida de nuestro valor y de su miedo.


Termino esta crónica pidiendo a mis queridos lectores que saquen sus propias conclusiones sobre lo aquí expuesto. Espero que ellos entiendan el por qué.

 

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